Como habéis podido comprobar hoy en día se habla mucho del gluten, ¿pero cómo es que este concepto se la da tanta importancia hoy en día? ¿Qué es lo que hace que mucha gente quiere alimentos sin gluten? ¿Es un producto dañino para nuestro organismo?
En el artículo de hoy voy detallaros en qué consiste y cuáles son las razones por las que hoy en día se habla tanto de ello. ¡Vamos!
Para empezar con buen pie el gluten es un conjunto de proteínas presentes en los cereales del trigo, donde se incluye también la gliadina, una glicoproteína (moléculas compuestas por proteína unida a uno o varios glúcidos) que forma parte del grupo de prolaminas (proteínas vegetales), y que al igual que las prolaminas presentes en la cebada y el centeno son tóxicas para gente con enfermedad celiaca (Marzieh et alt., 2018).
La enfermedad celiaca es una inflamación crónica caracterizada por desordenes intestinales asintomáticos, que quiere decir que el portador contiene unos desordenes intestinales, pero que los síntomas no se presentan de forma notable con los que normalmente se le asocia o incluso pueden venir de forma tardía o volverse benignos. También podría definirse como una crónica enteropatía autoinmune, que quiere decir una mal absorción de nutrientes que suele estar relacionado con la presencia de anticuerpos con una predisposición autoinmune que se padece a lo largo de mucho tiempo (Cristofori et alt., 2018).
Esta reacción autoinmune suele ser causada por la ingesta del gluten a personas con esta enfermedad, de las cuáles esta patología prevalece en 1% de la población mundial, lo cual significa una alta prevalencia. No obstante, también se dan casos en los que hay personas que incluso no teniendo esta enfermedad disponen de una genética que no asimila bien los pocos nutrientes que tiene el gluten. Estas personas son las que se suelen clasificar según la ciencia en personas no celiacas con sensibilidad al gluten. A parte, a lo largo de estos últimos años están saliendo nuevas enfermedades relacionados con la ingesta del gluten y incluso un incremento de diagnosticados de los cuáles son alérgicos al trigo (Jiménez et alt., 2016).
Para entender mejor porqué pasa este incremento nos hemos de preguntar sobre el origen del problema. ¿Por qué están apareciendo nuevos casos relacionados con la ingesta del gluten? La respuesta está en la industria alimentaria.
Según artículo escrito por Luís Vaquero entre otros (2015) las prolaminas y las gluteninas son las proteínas presentes en el gluten que confieren esa elasticidad y viscosidad y que tanto se utiliza en la industria alimentaria. Pero, ¿Por qué? Porque facilitan la producción de alimentos procesados sobre todo para aumentar el volumen o espesor y viscosidad a una gran cantidad de productos alimenticios. Este factor propicia a que cada vez más se utilice el gluten para la elaboración de estos productos alimenticios como consecuencia del proceso de la industrialización global y mundial (Day, L; Augustin, MA; Batey, IL; Wrigley, CW., 2006).
Además, por lo que sé hasta ahora no existe ningún país excepto Brasil que tenga obligado envasar los alimentos estableciendo trazas de gluten o sin gluten, lo cual puede haber la posibilidad de que haya un incremento de diagnosticados por este nutriente y que no se pueda ver con certeza que alimentos disponen de gluten (ANVISA, 2016).
Otra teoría que también se explica respecto a porque hay un incremento de diagnosticados que no tolera el gluten reside en el origen de nuestro código genético. Hay que recordar que procedemos del homo sapiens y el homo sapiens como tal comía alimentos que no tenía nada que ver con comer trigo, donde estamos hablando en que la edad prehistórica comprende de 2,85 millones de años atrás hasta el neolítico donde se empezó 10.000 años con la invención de la agricultura. Por tanto, podemos decir que nuestro genoma ha cambiado relativamente poco si comprendemos que la alimentación que teníamos en la prehistoria comprende de un periodo más largo de tiempo respecto al inicio de la agricultura donde se empezaba a comer trigo. Por esta razón, podremos entender que las necesidades alimentarias son las mismas (Carlos Pérez, 2012).
Y para concluir en este artículo, mi recomendación es que os fijéis en que compráis y que podéis consultarlo con un nutricionista, aunque desgraciadamente muchos de los alimentos que adquirimos nunca sabremos con certeza que nutrientes tienen y de qué manera se han elaborado, lo cual para todos nosotros será un misterio sin resolver.