¿El vino es tan saludable como dicen o es sólo marketing?

Muchas veces oímos que el vino contiene propiedades muy saludables para nuestro organismo. También se dice que consumir moderamente una copa de vino al día puede mejorar nuestro sistema cardiovascular. Sin embargo, respecto a tantas afirmaciones que avalan que el vino puede ser beneficioso para nosotros, ¿puede caber la posibilidad de que el vino pueda ser un mero producto dónde sólo busque el beneficio económico?

En este artículo vamos a probar si el vino es tan saludable cómo la gente dice.

Estudios científicos sobre el vino

Resveratrol: el origen del efecto antioxidante y protector del sistema cardiovascular del vino

El resveratrol es una substancia fenólica presente en las uvas, el vino, vayas y piñones. Esta substancia está demostrado que produce un efecto antioxidante y es ampliamente reconocido por su efecto antiedad (Johannnes M. Breusss., Atanas G. Atanasov y Pavel Uhrin, 2019).

También otro concepto presente es llamado “paradoja francesa” y que puede probar en parte el efecto protector de enfermedades cardiovasculares. Este fenómeno, para entenderlo mejor, consiste en el hecho de que la población francesa consume altas cantidades de grasa saturadas en sus dietas, y sin embargo, no se da el caso de padecer enfermedades cardiovasculares en ese aspecto. No obstante, el alto consumo de vino en esta población y el cuál se encuentra el resveratrol podría explicar el porqué la población francesa no se encuentra en situación de tener enfermedades coronarias.

¿El vino favorece la pérdida de peso?

La desventaja que tiene el vino en este aspecto es el aumento de peso que el organismo puede experimentar por la presencia alcohólica que tiene el vino más el consumo de azúcares. El alcohol junto con el consumo de azúcares produce un efecto indeseado en el aumento de grasa en el hígado y puede contribuir a enfermedades coronarias (Van Eekelen, et alt., 2019). El hígado graso es una de entre otras razones por las que podemos padecer enfermedades coronarias, además de ser una causa de mortalidad y morbilidad en todo el mundo (Bo, Li., et alt., 2019).

Entonces, ¿cómo se explica que el vino pueda mejorar el sistema cardiovascular si es una bebida alcohólica?

El hecho está en la presencia de azúcares y alcohol en el mismo vino. Está claro que si elegimos un vino que contenga azúcares y alcohol, y consumimos en exceso azúcar procedente de los alimentos podremos provocar a la larga grasa hepática (Van Eekelen, et alt., 2019). La opción para este aspecto sería de disponer de un vino tinto seco, el cuál que contiene muy poco azúcar.

Otra opción sobre la mesa

Vinagre: un derivado del vino y su gran propiedad antioxidante

Entre los 23 vinagres de frutas, los vinagres dónde contenían actividades más altas en antioxidantes se encontraron en el vinagre balsámico de Módena (Galletti), Aceto Balsámico di Modena (Monari Federzoni), vinagre de vino tinto (Khüne) y vinagre de vino tinto (Galletti) (Liu Q., et alt., 2019).

Con esto, podemos decir que los vinagres también pueden ser una buena fuente dietética de antioxidantes.

Conclusión

Hasta ahora, lo que podemos decir es que el vino podría ser eficaz en la prevención de enfermedades coronarias debido a su contenido en resveratrol, el cual ofrece su efecto antioxidante y contrarresta la formación de coágulos en sangre o trombos (Lukas Snopek, et alt., 2019). No obstante, el consumo excesivo de alcohol conjunto con azúcares procedentes en nuestra dieta nos favorecería la aparición de grasa hepática o hígado graso, donde este podría ser perjudicial para nuestra salud. Teniendo en cuenta todo lo que hemos explicado anteriormente, por el momento no habría impedimento para consumir moderadamente vino si este contiene pocos azúcares (por ejemplo vino tinto seco) y no consumimos demasiados azúcares en nuestra dieta.

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