¿Cuáles son realmente y científicamente los efectos del ayuno intermitente?

¿Quién no se ha preguntado alguna vez si deberíamos comer por la noche antes de acostarnos?  ¿Qué es el ayuno intermitente y por qué se ha puesto muy de moda? En este artículo te desvelo los efectos que tiene esta práctica basándonos en la evidencia científica y qué efectos reales tiene el ayuno intermitente. ¡Empezamos!

Primero de todo vamos a conocer que es el ayuno intermitente, el ayuno intermitente como su nombre indica se podría definir como aquellos periodos de abstinencia voluntaria de alimentos y bebidas con periodos de ingesta de alimentos. Sus razones evolutivas radican en la posibilidad de que nuestro código genético no está lo suficientemente adaptado en nuestro mundo moderno, donde se presentan muchas de las enfermedades de las cuáles cabe destacar el cáncer, la aparición de diabetes tipo 2, colesterol alto, donde normalmente estas suelen estar relacionadas con la ingesta abundante de alimentos a lo largo de todo el día, y en consecuencia a la aparición de la obesidad, la cual se obtiene más riesgo de padecer cáncer por el tejido adiposo, especialmente por la grasa visceral (Giovanni De Pergola y Franco Silvestris, 2013).

Pero ahora te preguntarás… Bueno, pero… ¿este ayuno intermitente es tan efectivo como la gente dice? Pues la respuesta es sí, efectivamente. La ciencia ha dispuesto de pruebas y estudios que demuestran que el régimen del ayuno es tan eficaz como la restricción calórica para reducir el peso corporal, además se demuestra que las concentraciones de colesterol y triglicéridos se reducen. Por otro lado, también hay un dato curioso y es que reduce la expresión de genes inflamatorios, la esteatosis hepática, que vendría a ser la enfermedad del hígado graso donde sus síntomas se presentan por tener un hígado con exceso de grasa, así como también beneficios para prevenir los factores de riesgo del cáncer (Varady y Hellerstein, 2007).

No obstante, esta modalidad a la hora de comer conlleva y se asocia a un menor estado de ánimo y rendimiento a nivel de vida laboral, como consecuencia del hambre que padecen las personas que aplican este tipo de ayuno (Appleton y Baker, 2015). Sí que es cierto que se demuestra una mejora en los parámetros metabólicos y de pérdida de peso, pero en mi opinión creo que se debería estudiar más al respecto, puesto que se presentan cambios en el estado de ánimo y hay estudios donde se informa de hambre extremo cuando lo llevamos a cabo y no queda muy claro si esta metodología podría ser factible de hacerla intervenir como método de bajar peso de manera saludable (Heilbronn, LK; Smith, SR;  Martin, CK; Anton, SD; Ravussin, E., 2005).

Para la solución al ayuno intermitente existe lo que se llama regímenes de ayuno modificado, lo que vendría a ser la dieta 5:2, es decir, la restricción de 2 días a la semana en periodos no consecutivos, más una alimentación de 5 días sin restricciones. Su restricción suele  limitarse al 20-25% de las necesidades calóricas diarias, concretamente en estos días de ayuno alternados.

Además, estudios realizados  respecto a este régimen de ayuno modificado se demostró que hubieron mejoras significativas respecto a los estados de ánimo, reduciendo los estados de fatiga y ira (Hoddy et alt., 2016).

Entonces, ¿sería más adecuado establecer mejor el régimen de ayuno modificado? ¿no? ¿Y si lo comparamos con una dieta para perder peso normal? ¿Sería incluso mejor que la dieta tradicional para perder peso? La respuesta es que solo hasta ahora que yo sepa sólo se ha dado un caso en que el ayuno intermitente obtenga más resultado que una dieta para perder peso (Williams KV ; Mullen ML ; Kelley DE ; Ala RR ., 1998).

No obstante, hay varios estudios que demuestran lo contrario, confirmando de esta manera que la dieta para perder peso es más eficaz que el ayuno intermitente, pero sin embargo corroboran que hace falta más investigación al respecto entre la dieta para perder peso y el ayuno intermitente (Seimon RV ; Roekenes JA ; Zibellini J ; Zhu B ; Gibson AA ; y otros., 2015).

Ahora bien, también es importante recalcar la importancia que tiene la hora que nos alimentamos respeto a nuestro reloj biológico, que es el responsable de dar respuesta y señales a nuestro organismo para generar somnolencia o no en función de la luz que recibimos o la oscuridad de la noche. Esto es realmente importante, porque en función de que hora comemos, como es el caso de tener una comida copiosa por la noche, puede llevarnos a un mal descanso al día siguiente porque altera nuestro reloj biológico y desestabilizar nuestro equilibrio energético (Challet, E ., 2013). Por tanto, ¿es bueno comer antes de acostarnos? La respuesta es que la sensibilidad a la insulina, esa hormona que regula los niveles de azúcar en sangre, disminuye a lo largo del día y suele tener más sensibilidad al comienzo del día (Gamble, KL ; Berry, R ; Frank, SJ ; Young, ME ., 2014). Por esta razón, no es de extrañar que aparezcan enfermedades como la diabetes tipos 2 con el paso de tiempo, como consecuencia de que hay una mayor exposición a la insulina (Scheer, FA ; Hilton, MF ; Mantzoros, CS ; Shea, SA ., 2009). Así pues, la respuesta sería que no deberíamos tener una comida copiosa antes de acostarnos puesto que repercute en nuestra salud, a nuestro reloj biológico y equilibrio energético.

Y para acabar, si quieres consultarme algo en lo que realmente te interese no dudes en escribir en mi formulario de mi página web. ¡Un abrazo!

Deja un comentario